martes, 8 de junio de 2010

sigo esperando encontrar ese lugar

Cada mañana voy caminando en busca del sitio inmanente a nuestro amor, ese lugar donde el tiempo no existe más y donde la música no deja de tocar, donde las aves descienden de los cielos a acompañar nuestro paso, y las flores y hermosos arboles guían y resguardan nuestro camino. Donde la lluvia, sentimiento puro y testigo de nuestro amor, nos acoge en el corazón y da vida a esa semilla, como a otras tantas, que no perecen, mas solo necesitan del cuidado y momento adecuado para brotar.




Dicen que el sol es la alegría del mundo, pero qué hay de esa luna melancólica y aparentemente solitaria, con su belleza y tranquilidad, constituyendo una hermosa alegría para los corazones de la noche, para el suspiro del viento que tras arduo trabajo del día descansa y reposa en los cuerpos dispuestos a recibirlo y tomar de él su último aliento y fuerza para el devenir del mañana.




Y si en sueños encuentro ese lugar, sabré que existe, porque en mis sueños estás tú.
Y si en vigilia no lo puedo encontrar es quizás porque ya estoy en él. Y entonces solo esperaré tu llegada, a la orilla del mundo, a la espera de lo inesperado.




Mi corazón de cristal ya no estará en peligro, su fragilidad será su mayor fortaleza, será vulnerable pero estará en manos del único guardián capaz de sostenerlo.






Y si una vida debo de vivir, la viviré contigo, y si por alguien debo llorar lloraré por ti, y si a alguien debo amar, te amaré a ti.




Esperaré el rocío de esta mañana e iré con las nubes a contarles mis sueños, te enviaré con el viento mi más cálido beso, y con la ayuda de un ángel un te quiero.

1 comentario:

  1. El hombre impasible8 de junio de 2010, 23:59

    La lluvia, emisaria de prosperidad, caos y oscuridad, pero también de esperanza y fe, la acompañante de mis sueños, la creadora de la cálida fragancia que se lleva mis pensamientos, ¿te llegan en ese momento en que la brisa toca tu ser?, ese fuerte deseo, ese recuerdo, ¿también invade tu ser?...

    La luna, eterna compañera del Sol, condenada a buscar su cobijo, donde solo en el tiempo podrá unir su camino, cuéntale a la dueña de mi sentimiento el hondo pesar que me trae la incertidumbre, ilumina la oscuridad que embriaga mi razón, cuéntame el destino de mi fiel compañera, dime si en mis sueños volveré a verla.

    En una botella guardaré mi esencia, para preservarla para nuestro encuentro, en un libro escribiré mis memorias, para compartirte mis sueños y mis deseos; con un suspiro me robarás el aliento, para regresar a ese momento perfecto, congelado en el tiempo. Eres la dueña de este corazón sincero...

    Creando el jardín que ves en tus sueños...
    Creando lo inesperado...

    ResponderEliminar